Para Maite Azuela
¿Cuánto gasta la federación para la atención y prevención de desastres naturales? Esta pregunta viene a cuento por el 25 aniversario de los sismos que cimbraron al centro del país y, como saben, en estos momentos comunidades enteras en Veracruz, Oaxaca y Tamaulipas -entre otros estados- sufren inundaciones a causa del huracán Karl. Los daños son cuantiosos y las necesidades aumentan. Mientras la ciudadanía se organiza, el gobierno se apresta a usar sus presupuestos. Ahora les echaremos un vistazo.
Recientemente México ha padecido con fuerza los embates de la naturaleza -Monterrey y Coahuila nos lo recuerdan. No obstante, los desastres poco tienen que ver con lo "natural", como se ha dicho en este blog. Su prevención y atención son acompañadas por medidas que tienen como uno de sus indicadores los recursos que tienen disponibles. No obstante, también las historias de omisiones, negligencias y corrupciones acompañan a los desastres "naturales".
En esta ocasión hablemos de lo primero: de los dineros. El presupuesto federal cuenta con cuatro grandes herramientas para hacer frente a las contingencias: Por un lado tiene 1) el Fondo de Prevención de Desastres Naturales (Fopreden) y 2) el Fondo de Desastres Naturales (Fonden). A su vez cuenta con 3) una Coordinación y una Dirección General de Protección Civil y también 4) con el Centro Nacional para la Prevención de Desastres (Cenapred).
En los últimos diez años los presupuestos destinados a estos rubros han decrecido y sucumben ante otras prioridades de la clase política. No obstante, en 2011 los recursos aumentarán significativamente, lo cual es una buena noticia, pero sin controles que garanticen su buen uso, lo que lo convierte una mala noticia.
En lo que concierne a los fondos para la atención y prevención de desastres naturales, descontando la inflación, en el año 2000 éstos recibieron casi 8 mil 288 millones de pesos. Diez años después sólo alcanzaron poco más de 468 millones de pesos*. Así, en promedio, este presupuesto cayó en -25 por ciento al año entre el 2000 y el 2010. Ello es una omisión lamentable considerando las alertas que científicos han lanzado a consecuencia del cambio climático y sus repercusiones en la población. Los actuales huracanes nos recuerdan esto con su estela de inundaciones y destrucción. La insuficiencia de recursos para atender las tragedias, también.
Las prioridades en la asignación del gasto resultan sospechosas. Mientras que el presupuesto aprobado en 2010 para los fondos de emergencia mencionados fue de 468 millones de pesos, los partidos políticos recibieron poco más de 3 mil 117 millones en un año no electoral*. En promedio, entre los años 2000 y 2010 los partidos políticos tuvieron el doble del presupuesto que lo destinado a los fondos para la atención y prevención de desastres naturales.
Ahora se busca corregir esta situación. En 2011 el proyecto del Ejecutivo plantea alcanzar 9 mil 785 millones de pesos para la atención y prevención de desastres. No obstante, este incremento espectacular no está acompañado de medidas que garanticen su transparencia ni su correcta fiscalización. Puede convertirse en un fondo perdido en la corrupción y el despilfarro. Ello debe ser una alerta mayor. Ante recursos escasos, como sociedad no podemos darnos el lujo de desperdiciarlos.
En materia de enfoques, cabe señalar que la política de prevención de desastres ha recibido menos dinero que la atención. En promedio, entre 2000 y 2010 la atención recibió 14 veces más presupuesto que la prevención. En 2011 esto no cambia: para la atención de desastres se destinarán fondos por 9 mil 485 millones de pesos y para la prevención sólo 300 millones.
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Finalmente, la Secretaría de Gobernación tiene dos unidades responsables para la protección civil. Ambas cuentan con un presupuesto en 2010 por sólo 60 millones de pesos (los partidos, 3 mil millones). A su vez, el Centro Nacional para la Prevención de Desastres cuenta con un presupuesto de 50 millones de pesos para el 2010. En 2011 el presupuesto de este Centro caerá en -4 por ciento en términos reales (esto es, considerando la inflación para el próximo ejercicio).
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En estos años, los legisladores y el Ejecutivo se las han ingeniado para regatear el dinero para la prevención y atención de desastres. Las tragedias que ha vivido el país deben ser una llamada de atención para corregir las prioridades y para garantizar el buen uso del dinero. Como ciudadanía debemos estar vigilantes de estos recursos. Si los gobiernos fueran ángeles, no necesitaríamos candados. La realidad nos muestra que debemos tomar precauciones adicionales, tal y como nos recordó James Madison hace ya algún tiempo.
* Nota para los clavados: Cifras expresadas en pesos constantes de 2011.
** Otra nota: A pesar de que es conocida la participación de las Fuerzas Armadas en la atención de desastres naturales a través del Plan DN-III, en la versión pública del Presupuesto de Egresos de la Federación no existe una partida específica para este rubro. Por ello no fue considerado en este análisis.
muy interesanteeeee y recuerden que un desastre natural llega en cualquier momento sin habisar
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