29.10.09

#internetnecesario y sociedad civil

Por Alberto Serdán Rosales

Para @mariocampos y su radio de colores

En diversos espacios se ha mencionado que el movimiento de #internetnecesario es, en sí mismo, un logro mayor de la movilización de un sector de la ciudadanía que, muy probablemente, apenas se está incorporando a la discusión política y a la influencia directa en la toma de decisiones públicas. La posibilidad de que efectivamente reduzcan el impuesto de 3 por ciento a las telecomunicaciones (quizá no habrá obstáculos para la eliminación del impuesto a Internet, específicamente) abre perspectivas muy importantes para la incidencia y el poder de la ciudadanía.

Pero, me parece, habría que poner esta discusión en un contexto amplio del momento que vive la sociedad civil y que podría explicar el éxito y los retos de #internetnecesario.

Como ha planteado el analista Sergio Aguayo en diversos foros, estamos en medio de una revolución pacífica sin precedentes en la historia de México: se está redistribuyendo el poder político, económico y coercitivo. Hay menos poder en la Presidencia, más poder en los virreinatos estatales y el Congreso; se redistribuyó el poder entre las secretarías de Estado, los gobernadores, los multimillonarios, los cárteles de la droga y las burocracias partidistas.

Sin embargo, las causas ciudadanas no se han beneficiado de la misma manera que quienes participaron en la redistribución del poder. No sucedió y en estos momentos el malestar crece. Ante ello, la sociedad está buscando alternativas.

Al día de hoy la sociedad civil no tiene definida su identidad ni claros los mecanismos para relacionarse con la sociedad (sin apellido), los partidos y los gobiernos. Tampoco tiene un lugar legitimado, vive una etapa de ambigüedad y de redifinición.

Pero esta misma sociedad civil tiene actualmente potencialidades muy importantes y que #internetnecesario mostró:

La generación tecnologizada -frente a generaciones anteriores de activistas- partimos, creo (quisiera), de principios similares: búsqueda de una democracia que funcione y justicia social, respeto a los derechos humanos y medio ambiente, equidad de género, estado democrático de derecho y un ferviente deseo de un presente y un futuro diferente al que tenemos.

Quizá el contraste entre estos dos grupos de activistas radica en que la generación tecnologizada es más proclive a no tener miedo de confrontar viejos tabúes: hay una búsqueda de una mejor sociedad en la eficiencia y los resultados más que en la congruencia ideológica, exclusivamente. Es un grupo más tolerante, tiene más frescura. Somos (me incluyo) capaces de reconocer “compañeros de viaje” en luchas que, en otros contextos, estaríamos separados.

La diferencia también está en la búsqueda obsesiva de evidencias, datos, documentos para sustentar opiniones. Ello se traduce en argumentos simples, contundentes y, por lo tanto, poderosos. #internetnecesario es prueba de ello: es un triunfo de la palabra expresada en un medio electrónico y alternativo. Fueron la palabra y los argumentos los que ganaron el convencimiento de un sector importante de la opinión pública (y de la opinión “publicada”).

El uso de las tecnologías no es nuevo en la sociedad civil: el EZLN y los movimientos ciudadanos de los años 90 (como Alianza Cívica y su observación electoral) son ejemplos del uso de Internet para la articulación y difusión de ideas. La diferencia, me parece, es que movimientos como #internetnecesario están inmersos en una sociedad civil con un mayor nivel de educación, más especializada y profesionalizada, así como más pragmática y, cosa no menor, con un número mucho mayor de usuarios de Internet que producen y reproducen contenidos y argumentos: pueden reflejarse, apropiarse y hacer suyos sus argumentos.

Refiriéndose al movimiento de #internetnecesario, Carlos Garza* Falla señaló en el programa de Antena Radio, conducido por Mario Campos, que quizá nos encontramos ante una balbuceante nueva sociedad. Habló de Twitter e Internet como un poderoso instrumento de reconstrucción del tejido social, de participación horizontal, y de convocatoria.

Tiene toda la razón. Muchas personas involucradas en #internetnecesario no habríamos podido dialogar como lo hacemos si no fuera por Twitter, por ejemplo. De forma similar, los tuiteros entramos en contacto con tomadores de decisiones con quienes, en otras circunstancias y otros tiempos, no se tendría acceso.

Más aún, hay experiencias de articulación entre grupos y luchas basadas en el intercambio de ideas y de estrategias a través de correos electrónicos y conferencias telefónicas vía Internet con tecnologías como Skype. Son grupos sociales de los cinco continentes, de todas las regiones del mundo, que se articulan diariamente en temas como agua y medio ambiente, por ejemplo. Internet se vuelve entonces una caja de resonancia al nivel internacional generando grupos que efectivamente piensan y se comunican globalmente y actúan localmente.

Es peligroso generalizar y magnificar el impacto de movimientos como #internetnecesario o de la importancia de las tecnologías en el empoderamiento de la sociedad civil. Pero hay sustento para decir que será un parteaguas en la manera de involucrarse en la vida pública y ahora presentará retos importantes:

Por su poder, Internet puede convertirse en un campo de batalla donde los políticos y grupos empresariales tratarán de sacar ventaja para llevar adelante su agenda particular y ganar réditos políticos, reproduciendo vicios y provocando lo que ya lograron en otras esferas: el alejamiento de la sociedad de la discusión política.

También está el riesgo de que se profundicen desigualdades: que políticos y tomadores de decisión (y peor aún, los internautas) creamos que la sociedad civil que se expresa en Internet y que ésta representa las necesidades de la sociedad en su conjunto. Cabe puntualizar que hay un mundo que no está en Internet, que no tiene voz y que sufre agravios cotidianos.

Movimientos como #internetnecesario son manifestaciones de un poder que está naciendo y que necesariamente tiene que –como todo poder- manejarse con responsabilidad. De nadie depende más que de los internautas (nosotros y nosotras mismas) lograr ello.

Las posibilidades son muchas, los retos de nuestra sociedad mexicana también. Por ello debemos superar la amplitud de agendas, estrategias y metodologías; la dispersión que provoca un impacto limitado en las políticas públicas al no actuar coordinadamente. Es decir, se necesitaría ampliar y afinar las estrategias de acción común y aprovechar el contexto de crisis que permite sumar voluntad, claridad, contundencia y compromiso.

Debe pasarse de la protesta a la propuesta. De ahí a la implementación de las políticas públicas con una agenda ciudadana, así como el monitoreo, la vigilancia y la exigencia de una rendición de cuentas, de la transparencia, de un verdadero y amplio acceso a la información pública.

Para influir en las políticas públicas y que estos cambios permanezcan y sean efectivos, debe tenerse un diálogo con el gobierno y ser conscientes de que esta relación corre el riesgo de pervertirse en cooptación y clientelismo. Por ello debe construirse una relación tensa y creativa para exigir, protestar y, al mismo tiempo, proponer desde la autonomía del pensamiento.

Ahora será el tiempo de defender, ampliar este nuevo espacio. Lo mismo para superar un dilema sobre el papel de la sociedad civil: ser vanguardia o retaguardia de los cambios políticos. Como también señala Sergio Aguayo, las discusiones de finales del siglo pasado sobre el papel de la sociedad civil giraban en definir quién era la vanguardia: la política o la guerrilla. Es decir, se partió de la lógica de que la sociedad civil era la “retaguardia” del cambio atada a claras definiciones ideológicas entre socialismo y capitalismo.

Ahora sabemos que los partidos ni la guerrilla funcionaron como vanguardia para el cambio político. ¿La sociedad civil debería ser esa vanguardia? La respuesta es sí.

No se pierde nada con intentar: es tan mala la situación actual y se va a poner peor, pero en momentos de crisis de la democracia, tenemos oportunidades para impulsar estas agendas. Que la sociedad civil tome el poder que le corresponde.

* Por un error involuntario, en el post original le cambié el apellido a Carlos Garza Falla nombrándolo "García". Una disculpa a él y a las y los lectores de El Chicote Postmoderno. El error ya está corregido en el texto.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

La ventanilla: para el desahogo, las dudas, las reclamaciones y las sugerencias. (Para prevenir spam, todos los comentarios son moderados por EChPm)