20.4.09

Obama superstar / Por Alberto Serdán

Obama superstar

Trinidad y Tobago fue sede de la V Cumbre de las Américas la cual, a su vez, fue testigo del resurgimiento de Estados Unidos.

Obama no tuvo que esforzarse mucho. Unas cuantas sonrisas, otras tantas miradas como poniendo atención, algunas manos extendidas y bromas puntuales fueron suficientes para cautivar al respetable. Los y las líderes de América Latina cayeron ante su encanto.

Obama no tuvo que esforzarse mucho, tampoco comprometer mucho (si no es que nada) para poner a Estados Unidos en una posición de liderazgo regional y mundial luego del desastroso desempeño de la administración Bush. Atrás quedaron el unilaterlaismo e incluso las protestas masivas anti-estadounidenses. Atrás quedaron los discursos bélicos y maniqueos.

No pocos han señalado que estamos ante un nuevo rockstar, ante Obama superstar. Su carisma, su encanto, resuelven diferencias, abren espacios de diálogo, lo cual es bueno. Pero no nos equivoquemos, Estados Unidos siempre buscará su beneficio, que es legítimo, concientes de que ha usado medios no legítimos. No obstante, lo que hace diferente a este momento histórico son las formas y las potencialidades que ofrece.

Porque a pesar de que no se esforzó mucho, Obama cambió el lenguaje y habló de que promoverá una “relación de iguales”, alabó la colaboración de los médicos cubanos en Latinoamérica, prometió diálogo y respeto ante las diferencias ideológicas, habló de una apertura hacia Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, y hasta se habló de un fondo, modesto, de 140 millones de dólares (4% del presupuesto 2009 de Oportunidades) para la cooperación estadounidense en AL.

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La estrella de Obama opacó a Hugo Chávez, quien no tuvo los reflectores de Mar del Plata 2005 donde reunió a más de 25 mil seguidores, donde reventó la Cumbre y sepultó el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, motivo por el que iniciaron estas reuniones hemisféricas. Luego de dimes y diretes, Hugo Chávez ofreció a Obama amistad y hasta un libro, “Las venas abiertas de América Latina” con claro mensaje (nota curiosa: el diario El País encontró que este libro de Eduardo Galeano pasó del lugar 60,280 al lugar 10 de ventas en Amazon).

¿El encanto y el cambio de lenguaje es suficiente para explicar lo que ha pasado en esta Cumbre? Quizá no del todo. Aviento una hipótesis: América Latina necesita un árbitro ante su inminente reconfiguración geopolítica. Estados Unidos puede jugar este papel con el liderazgo de Obama.

El “Consenso” de Washington y el fracaso de las recetas neoliberales en AL, el belicismo de Bush y la llegada de las democracias y, recientemente, gobiernos de izquierda a una AL dominada por las dictaduras –que fueron apoyadas por Estados Unidos-, generó un movimiento pendular de alejamiento a las directrices estadounidenses. Ello se combinó con un distanciamiento de un Estados Unidos preocupado más por Medio Oriente que por Latinoamérica luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre.

Estas condiciones jugaron a favor de la creación de un bloque Latinoamericano que actuó de forma más o menos concertada para establecer sus propios mecanismos de gobierno alejados de las directrices de Estados Unidos; ejemplos de ello son el UNASUR, los bancos de desarrollo impulsados por Venezuela y Brasil y en sí los mecanismos de cooperación Sur-Sur.

Por primera vez en muchos años se está jugando el dominio geopolítico de Latinoamérica entre países con pesos económicos y militares similares: Argentina, Brasil, Chile, Venezuela e incluso Cuba. Esta lucha romperá con los consensos actuales pues estos países buscarán la hegemonía para el próximo siglo y este es el momento para ello. La confianza tarda años en construirse y puede tardar segundos en destruirse.

En este contexto, la acogida de Obama puede verse como la necesidad de los países Latinoamericanos de un liderazgo fuerte al que pueda acudirse en caso de que las cosas salgan de control. Mientras Obama hace su trabajo: coquetea con Cuba porque sabe que eso debilita las banderas de Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Asimismo usa a Brasil como su interlocutor en Latinoamérica (estando en México le llamó a Lula para suavizar la Cumbre). Y faltan las reacciones de Argentina y Chile.

Cabe señalar que desde la campaña Obama conoce sus debilidades y por ello nombró a Biden y a Clinton como responsables de la política exterior estadounidense. Estos muchachos son colmilludos y ciertamente no son improvisados. En la Cumbre, Hillary hizo el trabajo tras bambalinas y es ella la que está diseñando el camino para acercarse a Latinoamérica. Sus declaraciones en torno al “fracaso” del embargo a Cuba son reveladoras en este sentido.

Mientras tanto México se desdibuja. Impulsa una agenda energética (ya avanzada por la petrolera Venezuela y la “bio”energética Brasil) como mecanismo para hacerse notar. Incluso se apoya en The Economist para ganarse unas palmaditas mediáticas. Pero no, no pesa, México dejó de ser el “gigante de Concacaf” y el líder de AL. Es un hecho que Obama confía más en Lula para hablar con Latinoamérica y simplemente no usó a México para dialogar con La Habana, pues prefirió hacerlo en la Cumbre. ¿Qué queremos?

¡Ay Fox, ésta es la política exterior que nos heredaste para Latinoamérica!

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Muchas gracias a Pilar Tavera por sus comentarios y sugerencias.

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