5.3.09

Estampas de la crisis (1 de 3)

Estampas de la crisis

En los próximos días les compartiré una serie de reportajes relacionados con la crisis reflejada en el día a día de la gente y con problemas que ya existían y que ahora se agudizan. Es la crisis con rostro traída a nosotras y nosotros a través de periodistas de a pie.

Hay varios comunes denominadores, el principal es que las historias tienen que ver con las mujeres, quienes cargan en sus hombros la responsabilidad de llevar alimentos a la mesa, de hacer malabares con el gasto para que alcance, las que acarrean agua, las que pepenan granos regados por el piso y fruta a punto de pudrirse en contenedores; las que arriesgan su vida para sobrevivir.

De eso tratarán estas historias y de esto los invito a seguirlas, pues es ahí donde aterrizan las gráficas y comentarios que he venido haciendo en este blog. 

**********


'Rescatan' alimentos y hasta les cobran
Daniela Rea*
Reforma, 4 marzo 2009

Todas las mañanas, Berenice acude a la Central de Abastos de la Ciudad de México en busca de verduras y frutas desechadas por los bodegueros por estar magulladas o a punto de echarse a perder.

Hasta hace unos cinco meses, comenta, era una de las 20 pepenadoras que esculcaban los contenedores del pasillo OP de la central. Ahora, dice, hay más de 50.

La crisis económica atrajo a más pepenadores a rescatar comida de las 600 toneladas diarias de desperdicio. Y orilló a algunos bodegueros y chalanes a venderles la merma que antes, sin empacho, tiraban en los contenedores, aseguran mujeres que fueron consultadas.

"Antes había menos gente y tiraban más cosas, ahora es más difícil. Lo que tiraban antes los bodegueros ahora lo venden. Hace como unos cinco o cuatro meses que venden cajas en 20 o 30 pesos", dice Berenice, de 29 años, al momento en que se clava en un contenedor antes de que otras mujeres le ganen los tomates a medio pudrir.

Desde su lugar, Berenice mira a dos señoras hurgar bajo el torton que recién descargó en el pasillo OP, uno de los más concurridos por almacenar chile, tomate y jitomate. Ella, que desde los 9 años se dedica a revisar basura, dice que son novatas: el camión aún tiene enganchada la cabina -puede arrancar en cualquier momento- y usan costal para guardar el jitomate.

"Lo recomendable es usar cajas de cartón o cubeta, así se maltrata menos", explica.

En efecto, es la primera vez que las mujeres vienen a comer de la basura. Eran, hasta hace dos meses, empleadas de una fonda cerca de la Central.

"Aquí se ve la crisis. ¿Cuándo iba a imaginar yo escarbando en la basura para comer?", suelta una de ellas al momento que le salpica una cubetada de jitomates al lado.

En otra parte del pasillo está Isabel, quien, junto con otras cuatro mujeres, llegó hace unos meses con todo e hijos a buscar alimento a la central de abasto.

"Yo saco para comer y revender así, por cajitas, los jitomates, los tomates; los chiles por costales. Vivo con cinco hijos en La Merced, en un cuartito chiquito y soy madre soltera", dice mientras limpia con periódico el fermento y la tierra de sus jitomates.

Sacan para el "chesco"

Los bodegueros y ayudantes que venden la merma en el pasillo OP justifican el nuevo negocio al señalar que, si bien, las ventas no han bajado, las ganancias sí han disminuido hasta en un 50 por ciento.

"(Cobramos) poquito y sólo cuando hay algo rescatable. Lo suficiente para sacar lo del 'chesco', el pasaje, la torta y la botana del día, pa´no achicar el sueldo", dice Ramiro antes de entregar una caja de tomates a dos indígenas a cambio de unas monedas.

En este pasillo, quien quiera le pone el precio a la basura que antes tiraba. Por tres cajas de tomate o cebolla piden a los pepenadores entre 10 y 20 pesos. Un costal de chile poblano vale 20 pesos; ya limpio y escogido los pepenadores lo revenden hasta en 80.

De acuerdo con Alfredo Neme Martínez, presidente de la Confederación Nacional de Agrupaciones de Comerciantes de Centros de Abasto, las ventas a nivel nacional cayeron en un 35 por ciento en los últimos tres meses, lo que pone en riesgo el cierre de 170 mil comercios en el País.

De hecho, agregó, regiones como la Ciudad de México registran una caída de hasta 50 por ciento.

"La gente tiene que buscar qué comer, por eso llegan más pepenadores. (las ventas) Efectivamente esto está pasando porque estamos perdiendo mucho, tenemos que rematar precios, aprovechar a lo máximo el negocio, el producto. Es un poquito sacarle y ayudarse con todo lo que se pueda", dijo en entrevista.

Las autoridades de la CEDA no reconocen ninguno de los dos efectos por la crisis.


______________________________

* Reproducido con el permiso de la autora.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

La ventanilla: para el desahogo, las dudas, las reclamaciones y las sugerencias. (Para prevenir spam, todos los comentarios son moderados por EChPm)