9.2.09

La confianza en la economía / Por Alberto Serdán

Confianza del consumidor, otra vez

El Foro Económico de Davos 2003 (sí, hace cinco años) tuvo como lema “Recuperar la confianza”. Pasa el tiempo y el tema sigue: no hay confianza en la economía. En todo el mundo así se expresa y México no es la excepción. Muestra de ello son los resultados de la encuesta que sobre la confianza del consumidor realiza el INEGI y que publicó el miércoles de la semana pasada.

La confianza tarda mucho tiempo en construirse y muy poco tiempo en erosionarse e incluso desaparecer. Una buena confianza genera círculos virtuosos de mayor y mayor confianza. Por el contrario, la desconfianza suele generalizarse y ser provocado por el temor, el peligro y el riesgo. Si algo sale mal, solemos desconfiar; si las cosas van bien, solemos confiar.

En un ejemplo clásico, un joven valor llamado Anthony Giddens dijo en su libro “The Consequences of Modernity” (por cierto, donde hace una severa crítica del término “postmodernismo”) que la confianza que uno tiene al subirse a un avión nace, entre otras cosas, de que se ha probado anteriormente que los aviones suelen funcionar y, quienes los usan, saben del riesgo de caer pero lo asumen dadas las probabilidades de un vuelo exitoso y de los beneficios que trae consigo el ahorro del tiempo que los vuelos ofrecen.

Uno deja de confiar en los aviones cuando sistemáticamente tienen fallas. A su vez, recupera esa confianza cuando, después de muchas pruebas, se alcanzan los estándares que dan certeza de que el avión es seguro otra vez. El punto de referencia es el pasado y la información que, sin ser exhaustiva, se tiene a la mano (no se necesita ser un experto en aviones para confiar en éstos, por ejemplo).

En la economía sucede algo similar: Uno tiene confianza en el futuro de la economía del país en función de experiencias pasadas. Si la economía va bien, uno confía que en el futuro inmediato irá mejor. Si la economía va mal, uno desconfía del futuro. Esto ocurre tanto al nivel país como al nivel de los hogares.

Las gráficas de hoy muestran que estas afirmaciones pueden ser válidas. Se trata de la relación entre lo que la gente percibe actualmente comparado con lo que percibe será en el futuro para el país y para su hogar. Esta información proviene de las encuesta publicada por INEGI. Cada puntito es un mes del año desde abril de 2001 hasta enero de 2009.


(haga clic sobre la imagen para agrandarla)


(haga clic sobre la imagen para agrandarla)


Como puede apreciarse, la gente considera que habrá un mejor futuro cuando considera que le ha ido bien en el último año. También, como pueden verse en las siguientes gráficas, la confianza en la economía está cayendo a su punto más bajo desde que se tienen estas mediciones, por lo que es natural que la gente considere que en el futuro no le irá bien y que, en consecuencia, les será más difícil comprar cosas.


(haga clic sobre la imagen para agrandarla)


(haga clic sobre la imagen para agrandarla)


(haga clic sobre la imagen para agrandarla)


Cuando uno es desconfiado, se toman precauciones antes de confiar de nuevo. En la economía, esa desconfianza se traduce en menores compras (o menor consumo). Es decir, uno deja de comprar hasta que las “aguas se calmen”. Por ejemplo, si uno ve que las cosas no marchan bien en la economía (sobre todo la economía familiar) uno “de loco” se mete a comprar un coche, una casa o unos muebles.

Esto tiene repercusiones, pues la industria de los coches, de las casas o de los muebles puede dejar de crecer porque la gente ha decidido comprar menos. Y como estas industrias no venden y, por lo tanto, producen menos, pues también dejan de necesitar personas y maquinarias para producir y, entonces, despiden gente y cierran plantas. La gente despedida, lo primero que hace, es dejar de comprar coches, muebles y casas y la historia sigue.

Pero más aún, la industria de los coches, por ejemplo, no sólo afecta a las empresas automotrices, también afecta, por ejemplo, a la industria minera que produce zinc ¿Eso por qué? Pues porque el zinc es indispensable para galvanizar los coches y evitar que éstos sean afectados por la corrosión en lugares húmedos (como las costas). Por lo tanto los despidos también pueden ocurrir en estas empresas. Piense ahora en los muebles o la construcción y piense en todas las industrias relacionadas: puede ser una bola de nieve.

Por eso es importante darle seguimiento a la confianza del consumidor como lo hicimos en este blog el mes pasado (“De la confianza y la inflación”, 9 de enero de 2009) ya que es un indicador de la crisis que se viene.

Y seguiremos.

ÍNDICE DE CONFIANZA DEL CONSUMIDOR
FUENTE
Datos: INEGI, 2009
Cálculos y gráficos: Alberto Serdán, 2009


Pd. También les presento las gráficas actualizadas al mes de enero cuya explicación se detalló en el post “De la confianza y la inflación” (9 de enero de 2009).


(haga clic sobre la imagen para agrandarla)


(haga clic sobre la imagen para agrandarla)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

La ventanilla: para el desahogo, las dudas, las reclamaciones y las sugerencias. (Para prevenir spam, todos los comentarios son moderados por EChPm)