El relato que les comparto fue publicado en el diario El País, de España y ejemplifica algo que quienes hemos tenido contacto con los servicios públicos de salud, podemos constatar con facilidad: el Sistema no se da abasto, en general, y menos en el caso de esta emergencia epidemiológica, en particular.
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El calvario de Oscarito
La tía de un niño de cinco años fallecido por "neumonía por influenza" relata el vía crucis sufrido ante un ineficiente sistema sanitario
Salvador Camarena
El País
29 de abril de 2009
El planeta entero se cuestiona qué pasa en México, por qué se producen aquí la gran mayoría de las muertes. Rosa Pérez Valencia ofrece una pista. Rosa no es epidemióloga, ni siquiera médico. Es abogada. Y acaba de perder a un sobrino, a Oscarito, de cinco años y siete meses, un niño feliz, normal, sano hasta que cayó en el laberinto del sistema sanitario nacional.
Este es el testimonio de Rosa, la historia de diez días de frustraciones frente a una burocracia hospitalaria que en los últimos momentos de vida del niño llegó al extremo de pedir a la familia que "si amaban" a Óscar "ya lo dejaran ir", para que "desocupara la cama" del hospital La Raza del Instituto Mexicano de Seguro Social, en donde moriría pocas horas después, el sábado 25 de abril. Causa de la muerte: "Neumonía por influenza". La familia no lo cree.
"El jueves 16 de abril Óscar se puso mal. Tenía síntomas de gripe. Lo llevamos a la clínica 11 del Seguro Social. No lo quisieron recibir porque no tenía temperatura (fiebre). Nos dijeron que era una gripa normal. El niño ya no quería comer, ni nada". Como por la tarde presentó vómitos, a Óscar lo llevaron a otra clínica del Seguro Social, ahora a una más grande, a la 27. "Nos lo rechazaron porque no tenía temperatura y porque querían la hoja de la 11 (un justificante de que ya lo habían tratado en la clínica donde no quisieron recibirlo)".
"El viernes 17 a las 6 de la mañana me llamó mi hermana para decirme que el niño estaba muy mal". Lo llevaron al hospital de La Raza, con convulsiones. Ahí al menos lo ingresaron de urgencia. "Cuando salió la doctora, le dijeron a mi hermana que el niño estaba mal por negligencia de ella, por no cuidarlo. Como a las once de la mañana nos informaron de que estaba muy grave, que tenía neumonía".
El sábado le pasaron a Terapia Intensiva, en el séptimo piso, en la cama 740 A, en un cuarto en el que había otros ocho niños. "Ahí empezó el calvario", dice Rosa. Del cuarto, asegura, al menos un niño salía muerto cada día. ¿Diagnóstico? "Debe ser una bacterita. ¿Tienen mascotas? Hablaban tan en diminutivo que me fastidiaban la existencia; ha de ser un virusito, decían". Rosa, como cualquier mexicano que haya pasado la adolescencia, sabe que para mover muchas cosas en este país se necesitan "palancas", conocer a alguien poderoso o con influencia.
"Me moví, hablamos con una pariente, porque su novio pesa ahí, en La Raza". Así que cuando el jueves 23 cambiaron a Óscar de cuarto, a uno donde inicialmente estaba solo, pensaron que sus esfuerzos para lograr una buena atención habían funcionado. Un día después en la habitación ya había otros cuatro niños. "Todos tenían lo mismo que él, pero qué, nunca supimos. Cuando se empezó a decir lo de la influenza, nos dijeron: 'a lo mejor tiene eso".
El sábado 25 a las 11.00 horas falleció Óscar, tras tres paros cardiacos. El certificado de defunción señala como causa del deceso "Neumonía por influenza". Menos de cinco minutos después de decretarse el fallecimiento, en el área supuestamente restringida de Terapia Intensiva, un vendedor de una empresa particular de servicios funerarios ya les hacía una oferta. Ayer martes, Rosa recibió una llamada de Airel, su sobrina de 16 años: "Tía, no aguanto el dolor de las piernas, me siento muy mal, no tengo fuerzas, vine a la Clínica 20, pero no me quisieron recibir".
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Muere pequeña dada de alta en clínicas del GDF
Menor y parientes convivían en zona habitacional con otras 40 familias
Karenia Piña
El Universal
29 de abril de 2009
En menos de una semana, dos hospitales dependientes del gobierno del Distrito Federal dieron de alta a una pequeña que presentaba síntomas de influenza porcina. Cuatro días después de la primera visita al nosocomio, la niña de cinco años falleció en su domicilio a causa de una enfermedad respiratoria denominada pleuroneumonía.
Marco Antonio García Balladar y su esposa, María del Carmen Meza, llevaron a su pequeña María Fernanda, quien tenía una fiebre de 38 grados, al Centro de Salud “Dr. Luis Mazzoti Galindo”, el sábado 25 de abril. Ahí, un doctor la revisó y sólo le recetó dos goteros con paracetamol cada ocho horas. La niña tenía que regresar a consulta tres días después.
Al ver que no había una mejoría en la salud de la pequeña, y además ahora se quejaba de dolor en los huesos, sus padres decidieron llevarla al Hospital Pediátrico de Peralvillo, el lunes 27.
Sin embargo, la atención fue la misma: los doctores le dijeron a la señora María del Carmen que su pequeña tenía una fractura en el fémur derecho y por ello le dolía su pierna. Además, presentaba algunos granitos en la cara y había que esperar para saber si era varicela y probablemente por ello la niña presentaba cuadros tan altos de temperatura.
La familia regresó a su hogar, ubicado en el número 206 de la Calle 3, en la colonia Agrícola Pantitlán, delegación Iztacalco. La nueva receta que les entregaron indicaba que la niña debía tomar seis mililitros de paracetamol en jarabe cada seis horas, durante cinco días. Pero la pequeña ya no pudo tomar esa dosis.
María Fernanda García del Carmen comenzó a presentar insuficiencia respiratoria durante la noche del lunes; su respiración era cada vez más rápida, hasta que de un momento a otro, cuando el reloj marcaba las diez de la noche, la pequeña dejó de respirar.
Una vecina con conocimientos de enfermería trató de auxiliar a la menor. A pesar de que intentó reanimarla con respiración de boca a boca, todo fue inútil. Aunque todavía no presenta síntomas, María Isabel Cedillo podría ser una víctima más de la influenza porcina.
El diagnóstico de la necropsia señala que la muerte se debió a una pleuroneumonía no traumática. María Fernanda vivía con sus padres y tres hermanos. Ahora, Dulce Janette, Berenice y Marco Antonio, de nueve, tres y dos años, corren el riesgo de haberse contagiado.
Los padres de María Fernanda son conserjes de una unidad habitacional, donde viven aproximadamente 40 familias, y con las que tienen contacto todos los días, ya que en el conjunto habitacional sólo hay una puerta de entrada y salida, que se encuentra a un costado de la casa de la familia García Meza.
Además les comparto una historia publicada por El Universal, donde se repite la historia y donde ahora muestra su incompetencia el Gobierno del Distrito Federal, gobernado por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática.
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El calvario de Oscarito
La tía de un niño de cinco años fallecido por "neumonía por influenza" relata el vía crucis sufrido ante un ineficiente sistema sanitario
Salvador Camarena
El País
29 de abril de 2009
El planeta entero se cuestiona qué pasa en México, por qué se producen aquí la gran mayoría de las muertes. Rosa Pérez Valencia ofrece una pista. Rosa no es epidemióloga, ni siquiera médico. Es abogada. Y acaba de perder a un sobrino, a Oscarito, de cinco años y siete meses, un niño feliz, normal, sano hasta que cayó en el laberinto del sistema sanitario nacional.
Este es el testimonio de Rosa, la historia de diez días de frustraciones frente a una burocracia hospitalaria que en los últimos momentos de vida del niño llegó al extremo de pedir a la familia que "si amaban" a Óscar "ya lo dejaran ir", para que "desocupara la cama" del hospital La Raza del Instituto Mexicano de Seguro Social, en donde moriría pocas horas después, el sábado 25 de abril. Causa de la muerte: "Neumonía por influenza". La familia no lo cree.
"El jueves 16 de abril Óscar se puso mal. Tenía síntomas de gripe. Lo llevamos a la clínica 11 del Seguro Social. No lo quisieron recibir porque no tenía temperatura (fiebre). Nos dijeron que era una gripa normal. El niño ya no quería comer, ni nada". Como por la tarde presentó vómitos, a Óscar lo llevaron a otra clínica del Seguro Social, ahora a una más grande, a la 27. "Nos lo rechazaron porque no tenía temperatura y porque querían la hoja de la 11 (un justificante de que ya lo habían tratado en la clínica donde no quisieron recibirlo)".
"El viernes 17 a las 6 de la mañana me llamó mi hermana para decirme que el niño estaba muy mal". Lo llevaron al hospital de La Raza, con convulsiones. Ahí al menos lo ingresaron de urgencia. "Cuando salió la doctora, le dijeron a mi hermana que el niño estaba mal por negligencia de ella, por no cuidarlo. Como a las once de la mañana nos informaron de que estaba muy grave, que tenía neumonía".
El sábado le pasaron a Terapia Intensiva, en el séptimo piso, en la cama 740 A, en un cuarto en el que había otros ocho niños. "Ahí empezó el calvario", dice Rosa. Del cuarto, asegura, al menos un niño salía muerto cada día. ¿Diagnóstico? "Debe ser una bacterita. ¿Tienen mascotas? Hablaban tan en diminutivo que me fastidiaban la existencia; ha de ser un virusito, decían". Rosa, como cualquier mexicano que haya pasado la adolescencia, sabe que para mover muchas cosas en este país se necesitan "palancas", conocer a alguien poderoso o con influencia.
"Me moví, hablamos con una pariente, porque su novio pesa ahí, en La Raza". Así que cuando el jueves 23 cambiaron a Óscar de cuarto, a uno donde inicialmente estaba solo, pensaron que sus esfuerzos para lograr una buena atención habían funcionado. Un día después en la habitación ya había otros cuatro niños. "Todos tenían lo mismo que él, pero qué, nunca supimos. Cuando se empezó a decir lo de la influenza, nos dijeron: 'a lo mejor tiene eso".
El sábado 25 a las 11.00 horas falleció Óscar, tras tres paros cardiacos. El certificado de defunción señala como causa del deceso "Neumonía por influenza". Menos de cinco minutos después de decretarse el fallecimiento, en el área supuestamente restringida de Terapia Intensiva, un vendedor de una empresa particular de servicios funerarios ya les hacía una oferta. Ayer martes, Rosa recibió una llamada de Airel, su sobrina de 16 años: "Tía, no aguanto el dolor de las piernas, me siento muy mal, no tengo fuerzas, vine a la Clínica 20, pero no me quisieron recibir".
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Muere pequeña dada de alta en clínicas del GDF
Menor y parientes convivían en zona habitacional con otras 40 familias
Karenia Piña
El Universal
29 de abril de 2009
En menos de una semana, dos hospitales dependientes del gobierno del Distrito Federal dieron de alta a una pequeña que presentaba síntomas de influenza porcina. Cuatro días después de la primera visita al nosocomio, la niña de cinco años falleció en su domicilio a causa de una enfermedad respiratoria denominada pleuroneumonía.
Marco Antonio García Balladar y su esposa, María del Carmen Meza, llevaron a su pequeña María Fernanda, quien tenía una fiebre de 38 grados, al Centro de Salud “Dr. Luis Mazzoti Galindo”, el sábado 25 de abril. Ahí, un doctor la revisó y sólo le recetó dos goteros con paracetamol cada ocho horas. La niña tenía que regresar a consulta tres días después.
Al ver que no había una mejoría en la salud de la pequeña, y además ahora se quejaba de dolor en los huesos, sus padres decidieron llevarla al Hospital Pediátrico de Peralvillo, el lunes 27.
Sin embargo, la atención fue la misma: los doctores le dijeron a la señora María del Carmen que su pequeña tenía una fractura en el fémur derecho y por ello le dolía su pierna. Además, presentaba algunos granitos en la cara y había que esperar para saber si era varicela y probablemente por ello la niña presentaba cuadros tan altos de temperatura.
La familia regresó a su hogar, ubicado en el número 206 de la Calle 3, en la colonia Agrícola Pantitlán, delegación Iztacalco. La nueva receta que les entregaron indicaba que la niña debía tomar seis mililitros de paracetamol en jarabe cada seis horas, durante cinco días. Pero la pequeña ya no pudo tomar esa dosis.
María Fernanda García del Carmen comenzó a presentar insuficiencia respiratoria durante la noche del lunes; su respiración era cada vez más rápida, hasta que de un momento a otro, cuando el reloj marcaba las diez de la noche, la pequeña dejó de respirar.
Una vecina con conocimientos de enfermería trató de auxiliar a la menor. A pesar de que intentó reanimarla con respiración de boca a boca, todo fue inútil. Aunque todavía no presenta síntomas, María Isabel Cedillo podría ser una víctima más de la influenza porcina.
El diagnóstico de la necropsia señala que la muerte se debió a una pleuroneumonía no traumática. María Fernanda vivía con sus padres y tres hermanos. Ahora, Dulce Janette, Berenice y Marco Antonio, de nueve, tres y dos años, corren el riesgo de haberse contagiado.
Los padres de María Fernanda son conserjes de una unidad habitacional, donde viven aproximadamente 40 familias, y con las que tienen contacto todos los días, ya que en el conjunto habitacional sólo hay una puerta de entrada y salida, que se encuentra a un costado de la casa de la familia García Meza.
Este es un comentario que llegó a mi correo electrónico y que comparto con los lectores de El Chicote Postmoerno
ResponderBorrarRespecto a las notas publicadas en el universal y el otro periódico.
No estoy de acuerdo en todo lo que dicen porq no dicen mejor
que el gobierno es el que no da un buen presupuesto a la salud, que el sistema de salud
no es el adecuado porque no hay el personal suficiente y herramientas, que no contamos en todos los hospitales con los medios necesarios para llegar a un diagnóstico certero y que no dan las alertas antes.
Y si bien considero que en el mundo médico hay gente que no se porq se dice médico no estoy de acuerdo que publiquen estas notas ya que dejan en mal a la profesión, y distraen al público, que prefiere el amarillismo a lo que realmente importa. La mayoría de los médicos considero somos responsables y hemos sacrificado muchas cosas por una apostolado, el ayudar a la gente.
Despues de todo este verbo
Saludos y cuidate mucho
Ruth
La respuesta:
ResponderBorrarMuchas gracias por el comentario.
Me parece que la crítica de ambas notas no son a los doctores sino al sistema de salud, que se reflejan en la forma en que la gente es atendida. Por otra parte, creo que esta epidemia no va a minar un hecho incontrovertible: los doctores gozan la mayor credibilidad en el país. Creo que el sacrificio que hacen es reconocido socialmente, por lo que no creo que notas como ésta minen la confianza que tiene la gente hacia los médicos.
Definitivamente el problema del Sistema de Salud no es de los médicos (o de algunos de ellos como señalas), sino de las instituciones que no funcionan que, como bien dices, no están bien financiadas, bien equipadas y que las llenan de responsabilidades (como el Seguro Popular) sin un mejoramiento en su infraestructura. No siempre se incluyen en las notas porque hay otras que lo explican y porque la gente sabe de esto y hay organizaciones de la sociedad civil que denuncian estos problemas del sistema de salud.
Amigos Mexicanos ;;; Soy venezolana y decidi meterme en esta pagina porque en mi pais esta llegando la enfermedad nuevamente, En mi pais ocurre los mismo, no se descarta la posibilidad que existan medicos con poco corazon y frivolos aunque se sabe que no debemos generalizar. Igual pasa con las intituciones si son pagas te tratan mal y si no lo son te tratan el doble de mal, son historias muy tristes de personas muy humildes y yo como madre me imagino el suftimiento de esas familia mi sentido pesame tarde pero con mucho cariño y respeto.
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