Las candidaturas externas
Este blog se presenta como uno que no tiene fines partidistas, pero eso no quiere decir que su autor no tenga postura política. Tiene una muy clara en favor de la transparencia, la rendición de cuentas, la democracia, la igualdad sustantiva, la justicia social, los derechos humanos: los derechos civiles y políticos, y los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales.
También el autor está a favor de la diversidad que navega con la bandera de "estar de acuerdo en el desacuerdo, de estar de acuerdo en ir en desacuerdo" (como diría Café Tacvba); de lograr la unidad y el bienestar respetando las diferencias e impulsando la igualdad de derechos. El reto de resolver esta paradoja es enorme, pero se puede y en esas estamos.
Este rollo sirve para explicar el por qué de este post, que tiene como propósito compartir una perspectiva respecto de los candidatos externos. Es decir, ciudadanas y ciudadanos que no se identifican con partido político alguno, pero que tienen una postura política definida y que en ocasiones buscan aspirar a algún cargo público bajo las siglas de algún partido (así son las reglas de la democracia mexicana: no hay espacio para l@s candidat@s independientes).
Por ello les comparto una columna de Sergio Aguayo, quien aborda esta perspectiva, y en la sección de Los Chicotes (al final del post) aparece la propuesta de Jacqueline L’Hoist Tapia, una pre-candidata a la Asamblea del DF en el distrito 31 de Coyoacán, Distrito Federal, a quien tengo el privilegio de conocer personalmente, de quien reconozco su valentía por meterse a la política, y a quien, al igual que numerosas organizaciones apartidistas y defensoras de derechos humanos, recomiendo ampliamente por su honestidad, congruencia y trayectoria (valores que no hacen cómoda la travesía por la política). Ojalá la clase política se renueve con gente como Jacqueline y ojalá los partidos abran espacios a estas expresiones ciudadanas.
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Los externos
Por Sergio Aguayo Quezada
Publicado en Reforma el 11 de marzo de 2009
La teoría política puede ser como el bisturí que abre el cuerpo social para escudriñar sus entrañas. Con ese supuesto reviso la crisis de representatividad de los partidos, y la posible función terapéutica de los candidatos externos.
Entre los asuntos abordados por los teóricos de la transición a la democracia está el papel de los partidos. No hay, por supuesto, acuerdo entre ellos. Mientras que clásicos como Guillermo O’Donnell y Philip Schmitter aseguran que los partidos tienen su “momento heroico”, su protagonismo máximo, cuando se consolida la democracia, los estudiosos de la “tercera ola” sostienen que, en México, tuvieron un papel fundamental desde los inicios de una transición que se eterniza.
Su importancia vino de que el régimen priista respondió a las movilizaciones sociales de protesta fortaleciendo a los partidos. Reflexiónese en lo siguiente. Las movilizaciones estudiantiles y las insurgencias armadas de los años sesenta y setenta se hicieron fuera de los partidos y, sin embargo, el régimen respondió con la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales (LOPPE) de 1977 pensada para favorecer a los partidos de múltiples formas; una de ellas conectándolos a las tuberías del subsidio público (el chisguete ser haría torrente a partir de 1987).
Los partidos de oposición aceptaron los términos de la LOPPE porque, con todas sus limitaciones, se beneficiaban y porque, ante el poder del régimen, era eso o nada. Se asentó así un gradualismo extremo que metió a los movimientos opositores en la altamente regulada arena electoral. Y por el camino pacífico y de las instituciones se fue la transición.
Lo negativo es que las instituciones no funcionaron de acuerdo a lo que dicta la teoría de las transiciones. La ley también santificó a los partidos calificándolos como entidades de “interés público”; pero en lugar de honrar su título, se han dedicado a acumular descrédito. Paro los lamentos y reoriento el análisis: ¿en dónde estuvo el error? ¿en qué momento se dio la involución? Adelanto algunas hipótesis.
Cuando los partidos empezaron a recibir los beneficios de la apertura no supieron, pudieron o quisieron incorporar a plenitud las agendas y propuestas de los movimientos que hicieron posible el cambio. Y no lo hicieron, pienso, porque muy rápidamente sufrieron los efectos negativos del financiamiento público. El 28 de febrero de 1978, el PAN de Chihuahua publicó un desplegado condenando a la flamante LOPPE: decían que con el “subsidio a los partidos políticos” la LOPPE buscaba “extender la corrupción a los demás partidos políticos”. ¡Cuánta sapiencia! ¡Cuánta clarividencia!
Con el goteo de subsidios se convirtió en ríos de dinero, crecieron las burocracias decididas a controlar presupuestos y a monopolizar el acceso a cargos públicos excepcionalmente bien pagados. En esas condiciones, a los partidos se les quitaron las ganas de incorporar a ciudadanos independientes; representan una competencia incómoda por cargos apetecibles que blindan al beneficiario contra carestías y otras desventuras. Cuando invitan a personas u organizaciones es con la intención de cooptarlas y meterlas en su lógica. El menosprecio a la autonomía se ha extendido a cualquier cargo que ejerza presupuesto, incluidos los organismos públicos autónomos.
Según algunas tradiciones populares, cuando los parientes cercanos fornican y tienen descendencia, ésta puede nacer con cola de cerdo u otras malformaciones. El incesto en la clase política se manifiesta en que los ex opositores incorporaron, a su forma de actuar y pensar, los usos y costumbres del antiguo régimen; de ahí su tolerancia al fraude y la corrupción, a la impunidad y la desigualdad.
¿Mejoraría la situación si los ciudadanos independientes tuvieran más acceso a los cargos públicos? No necesariamente, o para ser más preciso, no bajo las condiciones o reglas actuales. Después de todo, al retroceso que padecemos también contribuyeron los organismos civiles y los ciudadanos que no supieron cómo manejar las reglas de la alternancia. Recuerdo claramente cuando el gremio de compañeras y compañeros de la sociedad civil declaraban la muerte civil a quienes respondían al reclamo de la vida pública. Se les condenaba porque al entrar a la política perdían su virginal pureza; profecía facilitada en la medida en la cual él o la intrépida se enfrentaban solos a la jauría de partidos.
Más ciudadanos en cargos públicos no significa una metamorfosis milagrosa; sí una oxigenación de lo existente, siempre y cuando se apegue a reglas diferentes. Y por el momento los mecanismos no son los apropiados. Las candidaturas independientes están prohibidas por la ley, y las externas son un retoño contrahecho. Según los documentos básicos de los ocho partidos con registro, cinco de ellos ni siquiera contemplan las candidaturas externas. Sólo las incluyen Convergencia, el Partido de la Revolución Democrática y el Partido Socialdemócrata (saco a este último de la lista porque su destino es tan problemático que ni con una legión de externos se salva).
El PRD los tiene pero les impone el candado de que podrían competir contra los candidatos internos en una primaria; un principio de equidad que pasa por alto las distorsiones creadas por las tribus y el corporativismo al interior del PRD. Los más generosos en letra y espíritu son, al día de hoy, los de Convergencia.
Pese a todo, diferentes organismos sociales están decididos a intentar acuerdos con los partidos para impulsar a candidatos ciudadanos externos. Como siempre, el movimiento feminista va a la vanguardia junto con organismos que entienden lo necesario de cerrar una brecha entre partidos y sociedad que tiene sumido al país en el subdesarrollo político, y muy lejos del desenlace previsto por los teóricos de la transición.
Esta columna se benefició de los trabajos sobre la transición mexicana de José Antonio Crespo, Todd Eisentdstat, Soledad Loaeza, Lorenzo Meyer, Kevin Middlebrook y Reynaldo Ortega.
La Miscelánea
A propósito del Día Internacional de la Mujer quisiera reconocer los múltiples aportes femeninos a la construcción de la democracia. Sanjuana Martínez, por ejemplo, es una periodista que ha investigado la pederastia, la violencia de género, el terrorismo y el crimen organizado. Por su compromiso con los principios sigue pagando las consecuencias; al menos reconozcamos todo lo que ha hecho para cambiar a México.
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Los chicotes
En esta sección procuraremos dar voz a las inquietudes que lector@s amablemente me hacen llegar para su publicación en este blog.
Una ciudadana con propuesta para el DF
Dice Jacqueline:
"Mi propuesta:
Quiero promover la vigencia de los derechos de los niños y las niñas, de los y las jóvenes y de las mujeres, principalmente.
Quiero promover la participación ciudadana en la vida pública de la ciudad , romper el cerco de gobernantes que no escuchan, quiero construir puentes de interlocución, promoviendo mecanismos de deliberación y consulta que sí funcionen.
¿Porqué quiero ser asambleista del DF?
Porque ahí se toman decisiones. Se define el presupuesto, se aprueban Leyes que pueden afectar o beneficiar a la ciudadanía.
Porque quiero hacer una diferencia, basada en mi trayectoria y mi experiencia y porque tengo propuestas y sé como impulsarlas y porque voy a rendir cuentas."
La fecha de la elección es el 15 de marzo.
Para conocer más de esta propuesta:
Página de Jacqueline L'Hoist Tapia
Para sumarse:
http://www.propuestacivica.org.mx/envioEmail/
Página de Propuesta Cívica APN
http://www.propuestacivica.org.mx
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