La sociedad civil tiene y puede tener un papel fundamental. Más adelante abordaremos lo que podemos hacer para enfrentar la crisis que se viene. Por ahora, les dejo esta columna de Sergio Aguayo que apunta algunas ideas al respecto.
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Sí hay salidas
Por Sergio Aguayo Quezada
Publicado en Reforma el 7 de enero de 2009
Durante el paro navideño cavilé sobre el oficio de columnista y los reatazos del 2009. Propongo exigir a los partidos que utilicen la mitad de los casi 25 millones de spots en radio y televisión que transmitirán este año, a mensajes útiles para la sociedad.
Es un privilegio tener un espacio en la prensa para publicar, cada semana, unas cuartillas. La expectativa –difícil de alcanzar- es que la prosa mezcle de forma armónica, racionalidad, opinión, información, propuestas, claridad... Revisé lo hecho en el 2008, y acepto que a veces caigo en una “criticonería” que no da salidas. Entre mis propósitos de Año Nuevo está el equilibrar el cuestionamiento con recomendaciones constructivas.
Es un recurso frecuente descalificar a la clase política y gobernante. Es cierto que, en términos generales, brilla por su mezquindad y mediocridad; lo correcto es reconocer que en su interior hay un sector dispuesto a pensar en la ciudadanía. ¿Cómo fortalecerlo y lograr que se conecte mejor con la sociedad? Es igualmente acertado asegurar que México es el paraíso de la desigualdad y la impunidad, pero es absurdo negar que la sociedad tiene, ahora, bastantes instrumentos para defenderse. Andamos mal, pero podemos defendernos.
El 2009 será un mal año, pero la crisis golpeará de manera diferenciada. Quienes más padecerán son los asalariados, las clases medias, que sufrirán la caida en el empleo y el aumento a los precios. Se reducirán los ingresos y crecerán los gastos. Una situación que se agrava por la inoperancia de las instituciones que deberían proteger a los lastimados.
Tomo, como ejemplo, las comisiones que cobra la banca comercial utilizada por los asalariados. La evidencia es tan abundante, clara y contundente que ni hace falta dar cifras para demostrar que los bancos, la mayoría de ellos propiedad de extranjeros, cobran en México comisiones mucho mayores a la que cargan en sus países de origen. Los que son propiedad de mexicanos tampoco se quedan atrás. Los usuarios somos una mina de oro que produce ríos de dinero, las 24 horas de cada día del año.
Es un saqueo sistemático y legalizado frente al cual sirven de poco las advertencias del Banco de México, o las acciones de una timorata y débil Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de las Instituciones Financieras (Condusef). El abuso es tan excesivo que hasta el Sultán de los Consumidores Cautivos, Carlos Slim, lo denunció.
El legislativo federal tomó, finalmente, cartas en el asunto el pasado diciembre. Parecía que algo positivo saldría del Senado; entraron en juego los cabilderos de la banca, aparecieron las ineptitudes y la mediocridad, y nos quedamos como estábamos. En lugar de ir al fondo de alguno de los temas, los legisladores mezclaron las comisiones, la normatividad de la banca y las tasas de interés que ésta cobra. Son asuntos interrelacionados pero de abordaje diferente. Una reforma a la ley bastaría para limitar el cobro de comisiones, pero es ridículo querer legislar sobre las tasas de interés o la inflación. El mercado no es todopoderoso, pero el Estado tampoco lo es. Al final, los usuarios seguimos desprotegidos cuando arrecia la carestía.
La banca tiene buena compañía. Las telefónicas y las televisoras, y muchas empresas más, se solazan encuerando la debilidad de un Estado incapaz de defender a la ciudadanía. Resulta lógico que el pesimismo se difunda porque, además, las vías de escape tradicionales se van adelgazando, a la misma velocidad que la solidaridad de las redes familiares y sociales. La huida al norte se ha hecho cara y peligrosa, y la inseguridad mordisquea nuestra existencia. En suma, la democracia no está funcionando.
Buena parte de la población reaccionará evadiéndose y para ello cuenta con telenovelas recicladas y concursos de todo tipo. ¿Y qué podemos hacer las minorías dispuestas a defendernos? Estamos limitadas por la ausencia de los partidos que, en la teoría, tienen el papel de articular y representar los intereses de la sociedad. En México, los partidos están muy ocupados en desgreñarse entre sí, y el tiempo que les queda libre lo dedican a gastar las fortunas de dinero público que reciben. Y para confirmarlo ya vienen las campañas electorales, esos festivales de trivialidad y dispendio.
La solución está, para algunos, en los organismos de la sociedad. Es indudable la importancia de que crezca y participe el tercer sector, pero la escaramuza sobre las comisiones de la banca mostró su debilidad y escasa incidencia. Pero aun cuando la sociedad civil florezca, ¡y vaya que se requiere!, aun así sería insuficiente. Los partidos son insustituibles y tenemos que presionarlos y obligarlos a que se reformen. El terreno para las propuestas es amplísimo; me quedo en una sola idea para el corto plazo.
En las campañas del 2009 los partidos tendrán a su disposición ¡casi 25 millones de spots de radio y televisión! Nos saturarán de caritas sonrientes y mensajes superficiales y se comportarán como adolescentes multimillonarios que, al vivir en la abundancia, derrochan el dinero. Es de elemental justicia pedirles que dediquen la mitad de esos spots a transmitir mensajes utiles para la sociedad (pueden incluir una discreta imagen de las siglas del partido).
El posible contenido de esos spots es tan grande como los problemas que agobian a la sociedad. Si somos un país de obesos y diabéticos, ¿por qué no sacar spots informando de los riesgos de los alimentos chatarra, y sugiriendo alimentos nutritivos? Si la banca nos oprime con comisiones y mil trucos más ¿por qué no educan financieramente y recomiendan la creación de cajas populares? Si el país es inseguro, ¿por qué no dan recetas concretas para protegernos?
Sí hay salidas. Depende de que los ciudadanos y sus organizaciones ejerzamos nuestros derechos, y aprovechemos los espacios y los instrumentos que tenemos para hacer saber al partido y candidato de nuestra preferencia que esperamos pruebas de su compromiso con la sociedad.
Colaboró para esta columna Alberto Serdán Rosales.
La miscelánea
Una mala y una buena. Inaceptable la violencia desatada por Israel en la Franja de Gaza; es desproporcionada de acuerdo a los principios humanitarios más elementales… Regresa, finalmente, Carmen Aristegui y su equipo de comunicadores a la radio. A partir del lunes 12 de enero estarán en el 102.5 de FM (MVS); y ahí seguirán de lunes a viernes entre las 6 y las 10 de la mañana. ¡Se les extrañaba!
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