Sea con la pasión de Fausto, el amor de Werther,
o la paciencia del Príncipe de Paradiso;
he esperado para verle sonreír, una vez más.
A veces se cree que el hombre
sólo busca oídos castos y vírgenes
para contarles historias pasadas.
No es el caso, no quiero
contar historias, relatar cuentos,
narrar tragedias o invocar alegrías.
Hoy sólo quiero compartir y, sobre todo,
construir nuevas historias,
nuevos relatos, nuevos cuentos.
Vivirnos, conocernos y amarnos;
descubrir, explorar y jugar.
En fin, querernos y abrazarnos,
a todas horas, en todo espacio y en todo tiempo,
despertando sobre brazos
sabiéndolo todo, amándolo todo.
Hoy, aquí, en esta selva de concreto;
hoy, aquí, en esta Ciudad de México.
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