Creo sano abonar a una práctica que debería ser cada vez más frecuente tanto al nivel personal como al institucional (los medios de comunicación deberían hacerlo también): decir con claridad cuál es la candidata o el candidato de sus simpatías y por qué.
Ahí voy.
Cuando he votado por algún partido, siempre he votado por la izquierda.
Creo en familias basadas en el respeto y la confianza; en una educación orientada a maximizar el potencial de la persona, una educación basada en la empatía y no la moralidad; la apertura, la libertad y no la autodefensa; la auto-examinación y no la disciplina.
Creo en el comercio justo, en los derechos de los trabajadores, en la libertad personal y en que la sociedad es mucho más que la simple suma de los individuos: también es sinergia.
Creo en la prioridad de los derechos humanos como una obligación del Estado y una tarea ciudadana; donde la asignación de los recursos debe regirse bajo la idea de que los derechos humanos son universales, indivisibles, interdependientes; que los recursos deben distribuirse bajo los principios de realización progresiva, no regresión, máximo uso de los recursos disponibles, que cumplan con niveles mínimos de bienestar; con criterios de igualdad y no discriminación, participación ciudadana, transparencia, acceso a la información y rendición de cuentas; donde los bienes y servicios que permiten realizar los derechos humanos se ofrezcan con la disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad adecuados.
Creo en la defensa con igual vigor de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, así como de los derechos civiles y políticos.
Creo en la lucha por la igualdad sustantiva donde el mérito es reconocido, donde la sociedad también crea mecanismos para superar las desigualdades que genera cuando el arranque no es parejo.
Creo en un gobierno eficaz, eficiente, económico (austero), y que en cada política pública entregue el mayor valor por el dinero público. Un gobierno con trato digno a los usuarios de los bienes y servicios que produce, en particular a los más vulnerables.
Creo en la prioridad de ayudar a quienes viven en condiciones de vulnerabilidad y en un gobierno que dé garantías para el respeto de los derechos de las minorías. Que promueva el crecimiento económico pero que éste sea redistributivo, con una política fiscal redistributiva. Creo en un sistema que trata igual a los iguales y desigual a los desiguales con la mira puesta en la igualdad. De forma justa, con reglas claras, con dignidad y sin clientelismo.
Creo en la deliberación, en el conflicto, en que la solución de los conflictos debe ser dirimida con el diálogo, la diplomacia, no con la agresión, no con la muerte.
Creo en una ciudadanía activa y en su derecho a asociarse como contrapeso efectivo del poder.
Creo en la dispersión del poder. Creo en la democracia.
Para explicar mi voto a la luz de estas creencias, podría escribir un texto muy amplio. Me limitaré a solo algunas pinceladas que acompañan mis razones.
Votar por el PRI, como ha dicho Andrés Lajous, es votar contra nuestros derechos, en contra de mis creencias. Tres ejemplos, dos de ellos graves, uno anecdótico: 1) Atenco me parece repugnante: una policía que viola mujeres con plena alevosía y ventaja y que no es castigada; por el contrario, es impunemente cobijada por el gobernador Enrique Peña Nieto. 2) Los asesinatos a los periodistas a manos de funcionarios de gobiernos priistas, como ha ilustrado Antonio Martínez, grita la intolerancia a la crítica. 3) Y mi experiencia personal tonta, pero ilustrativa, da cuenta de diputados priistas que giraron órdenes para que no se me permitiera el ingreso a la Cámara de Diputados por tiempo indefinido porque no les gustó que sacara pancartas en una discusión legislativa sobre la Reforma Política (hace un año). A la fecha, no puedo ingresar.
Quadri representa la corrupción hecha persona. Se vendió al Panal, a Elba Esther Gordillo, la líder de un sindicato que gracias a la complicidad gubernamental, controla las plazas docentes para el beneficio patrimonial y político de la cúpula del SNTE en detrimento del derecho humano a la educación de millones de niños en este país, con sus consecuencias sociales, económicas y políticas. Una educación al servicio de un régimen y no de la libertad.
En 2009 no solo anulé mi voto, promoví el voto nulo ante la descomposición de los partidos y, en particular, por la izquierda partidista que había votado años antes. Sigo creyendo que es una opción válida, legal y legítima para expresar el descontento si ninguna opción convence. Pero como estrategia política para impulsar cambios en el sistema, en estas elecciones creo que se queda corta. No tiene la intensidad, ni la magnitud, ni la articulación para ser algo más que un testimonio.
Me queda la izquierda partidista. Por la que siempre he votado.
Puedo citar muchos ejemplos que dan cuenta de que no ha estado a la altura de las creencias que he citado. Puedo dar letanías de errores, corrupciones y desencantos (los abusos en Zacatecas, la incompetencia en Michoacán, la Supervía y News Divine en el Distrito Federal me resultan paradigmáticos).
También puedo decir que muchos de los avances en materia de derechos y libertades no se explicarían sin su aporte (el Distrito Federal es ejemplar -y mi bicicleta lo agradece).
Votaré por la izquierda partidista, por el trabajo legislativo que vi de cerca y que impulsó tanto en el nivel federal como local una ampliación de las libertades y derechos ciudadanos.
Votaré por la izquierda, porque, cínicamente, puedo distinguir entre los 89 millones de pesos que representaron los videoescándalos y el plantón de Reforma, y los 206 mil 189 millones de pesos en créditos fraudulentos (así reconocidos oficialmente) por el Fobaproa avalados por el PRI y el PAN, 2,317 veces más que los pecados de la izquierda. (Todas las cifras a pesos de 2012).
Votaré por la izquierda, porque sé que de ganar la Presidencia, serán los más vigilados y controlados, lo que limitará sus excesos e irracionalidades.
Votaré por la izquierda, porque en estas elecciones supo construir alianzas muy amplias con personalidades de diferentes ideologías que dan soporte y viabilidad a su proyecto de una forma, paradójicamente, coherente: Juan Ramón de la Fuente, Marcelo Ebrard, Manuel Clouthier, Miguel Torruco, Víctor Suárez, Rogelio Ramírez de la O.
Votaré por la izquierda porque creo que la transición a la democracia requiere de este paso para su consolidación.
Y sí, en este 2012 votaré por el abanderado de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador.
A vigilarlo y a empujarlo para que las creencias que comparto con la izquierda, las haga(mos) realidad.
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* ERRATA: Después de que Josefina Vázquez Mota anunciara que de ganar designaría a Felipe Calderón al frente de la PGR, decidí borrar ese renglón. Una disculpa a los lectores.
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* ERRATA: Después de que Josefina Vázquez Mota anunciara que de ganar designaría a Felipe Calderón al frente de la PGR, decidí borrar ese renglón. Una disculpa a los lectores.
Me parece muy clara tu explicación, la respeto y hasta la comparto en algunos puntos, sin embargo, existen dos temas en los que no concuerdo:
ResponderBorrar1.- "irresponsablemente desató una guerra" : Considero que esta guerra no sólo es un mal necesario, sino también urgente, yo como Veracruzano, conozco de primera mano como el narco ha golpeado, estafado y secuestrado a varios conocidos (ninguna persona muy cercana, gracias a dios, pero si a familiares de amigos de mis padres), también me ha tocado ver amigos que se perdieron en las drogas, que si bien fue su responsabilidad, el tenerla fácilmente al alcance ha servido como catalizador. Tambien he visto como los gobiernos PRIìstas han permitido esto. Si bien considero que la estrategia usada no esta completa (la otra parte debería de ser disminuir as desigualdades sociales), creo que vamos en el camino correcto y que es una guerra que se ganará a mediano plazo, resultados se han obtenido, se ha detenido a varios "grandes" capos y ningún otro partido ha propuesto concretamente otra forma de librarnos de este problema, hacer como que no los vemos y que ellos hagan como que no nos matan, no es una solución.
1.- "puedo distinguir entre los 89 millones de pesos que representaron los videoescándalos y el plantón de Reforma, y los 206 mil 189 millones de pesos en créditos fraudulentos (así reconocidos oficialmente) por el Fobaproa avalados por el PRI y el PAN": Hay que poner esto en contexto, por un lado se tomó una muy mala decisión, pero era necesario hacer algo, si bien se beneficiaron empresas privadas, no hacer nada hubiese sido peor (no creditos, devaluación, aumento de deudas de todo tipo de empresas, perdidas de ahorros de personas físicas, etc, etc, etc.), y yo no recuerdo que el PRD haya propuesto otra salida; Por otro lado el planton no fue sino un capricho. Por lo tanto no puedes comparar una cosa con otra, es como comparar peras con manzanas.
La guerra contra el narco con tenia que haberse llevado a cabo atacando el lavado de dinero, la corrupción en dependencias de gobierno y trabajando en un exhaustivo programa de prevención al consumo. Se tendría que haber buscado que la cantidad de enfrentamientos a balazos (con población civil en el medio) fuera el porcentaje mas bajo posible en este estrategia. Nadie cuestiona que se tenga que combatir al narco, lo que se cuestiona es que se haya combatido violencia con violencia.
BorrarGracias por su comentario.
ResponderBorrarSobre el primer punto, no censuro combatir la ilegalidad con los instrumentos del Estado. Más bien considero que la estrategia empleada fue irresponsable por no contar con un diagnóstico preciso ni un plan que considerara las consecuencias deseadas y, sobre todo, las no deseadas de la estrategia. De existir, es evidente que entre sus objetivos nunca estuvo el de disminuir la violencia. Si fue un objetivo, es evidente que no fueron eficaces. Hay suficientes evidencias de que la presencia de las fuerzas armadas fue detonante de la violencia. Vea, por ejemplo este estupendo artículo de José Merino -> http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=2099329
Sobre el Fobaproa, la comparación se sostiene, ya que comparo los créditos reconocidos oficialmente como irregulares. El monto total del rescate fue de 1,820,455,972,411; los créditos irregulares (y citados en el post) fueron por un monto de 206,189,252,519 (a pesos de 2012).
Saludos,
a toro pasado, ya sabemos que vamos a tener mas de lo mismo, pero del siglo pasado, no avanzamos, todo se repite, tendremos otros 100 años de soledad, pero no a lo Garcia Marquez, sino al son de la negra, y nos va a doler, aunque ya debieramos estar acostumbrados, he leido varios articulos en los que intelectuales nos describen su voto, desgraciadamente, en Mexico los intelectuales son los menos y los que leen mucho menos, he visto tambien videos de acarreados a los que entrevistan y que van a votar por .... no se acuerdan, pero de que van a votar , van a votar. pobre Mexico tan lejos de Dios y tan cerca, no de los Estados Unidos, sino de nosotros mismos.ches mexicanos tan p.... ni modo.
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